Breve historia sobre Privacidad

Estoy en una de mis cafeterías favoritas de Chiapas. Visito el lugar una vez a la semana, cuando no estoy viajando. Me gusta venir aquí, pedir lo de siempre y sentarme a trabajar por un par de horas. Es un lugar con buena conexión a Internet y un ambiente agradable.

Hoy, como en otras ocasiones, me he sentado cerca de la ventana, encendí mi laptop, reviso mis notas del día anterior para recordar en que debo trabajar. De fondo se escucha Human de The Killers o alguna otra canción que agradezco que no sea reggaeton.

Seguramente responderé algunos correos y mensajes pendientes, anotaré algunas ideas para mis próximas conferencias o buscaré como implementar esa funcionabilidad de alguna aplicación en la que esté trabajando.

Aquí me he reunido con algunos amigos, para hablar de futuros proyectos, recordar anecdotas o conversar de aquello que nos parece interesante, sobre programación, Software Libre o algún otro tema relacionado a tecnología.

No siempre presto atención a lo que sucede a mi alrededor después de ordenar y sentarme a trabajar. Es probable que no recuerde el nombre de quien me atendió pues soy muy malo recordando los nombres de las personas algunas veces. Al pagar solo reviso que en la nota aparezca correctamente lo que ordené.

Sin embargo, en una de esas ocasiones observé algo que me pareció muy curioso de la nota de consumo, pues aparece el nombre completo, con nombre(s) y apellido(s), de quien te atendió durante tu estancia. En otras cafeterías solo colocan el primer nombre.

Conservé algunas notas y al llegar a casa he realizado una búsqueda para ver que datos podía encontrar con esa información. Un ejercicio que me permite conocer las malas prácticas de las personas al compartir información y saber que recomendar en las charlas que doy sobre privacidad.

En un mundo digital del que formamos parte quienes tenemos la fortuna de tener acceso a Internet en casa o en nuestros dispositivos móviles, en el que, sin importar la generación a la que pertenezcas, muchos de nuestros datos personales se comparten, consciente o inconscientemente.

Información en manos de empresas, como aquellas detras de nuestras redes sociales favoritas, que poco o nada hacen por garantizar nuestra privacidad, quienes además pueden compartir nuestra información con terceros, permisos que otorgamos al no leer las políticas del servicio. Hay que recordar lo que pasó con Facebook y Cambridge Analytica.

La mínima pieza de información, como tu nombre, dice mucho de ti. Si quieres conocer a una persona, solo haz una búsqueda en Google o redes sociales. Su nombre te puede decir en que ciudad vive, si tienen algún amigo en común, si estudia o trabaja, incluso la fecha de su cumpleaños.

En realidad no es así de sencillo y si bien puedes encontrar toda esa información, no todos los datos son públicos. Basado en el hecho de que las personas comparten información personal en redes sociales, de forma pública, con sus amigos o los contactos de estos, casi cualquiera puede tener acceso a esta información y con más conocimientos, un poco de paciencia y una búsqueda más amplia, encontrar información sensible.

El como y con quien compartimos nuestros datos personales es responsabilidad nuestra. Pero si esa información está en manos de terceros, son ellos quienes deben garantizar nuestra privacidad. Por lo que si eres dueño o gerente de una empresa debes proteger la información de tus empleados.

Como conferencista he hablado sobre la Privacidad en Internet en eventos en Chiapas y Guatemala, con la idea de hacer conciencia sobre la importancia del tema, y aunque sé que como usuarios siempre estaremos expuestos, el tener mejores prácticas sobre la información que compartimos y ser precavidos al navegar por la Web, puede ayudar a protegernos y a nuestros datos.

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